jueves, 30 de diciembre de 2010

Es todo risas

Entonces uno proyecta miles de cosas a futuro y poco a poco te das cuenta de que la otra persona es tan humana como vos, y puede compartir o no ese deseo que pediste aquella vez que tirabas la moneda a la fuente.
Y en ese momento definís si querés tomar los riesgos o si querés seguir tu rumbo en soledad.
Pero a esa altura del partido ya es tarde, ya no querés despegarte y te ponés la remera de la tolerancia. Eso también es el amor.

Después te ponés a pensar en tus abuelos, en tus viejos, en las novelas, en las películas, en las canciones, en los libros, en las historias de todos los días. ¿Y por qué vos no vas a escribir una así de parecida?
Vas a elegir siempre lo que te llena. (Aunque a veces te llene las tarlipes)

Yo sé que morís de ganás de venir a abrazarme, y en ese momento vamos a reafirmar que esto es para siempre, pero que el "siempre" nunca viene solo, y a veces puede traernos complicaciones.

Las complicaciones más lindas del mundo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Ojos

día 120


Toda mi mente ocupada por dos ojos verdes: los suyos.
Los ojos en el suelo, los ojos en el horizonte. En el cielo también, para la eternidad.
Los ojos en los relojes y los ojos en los días, interminables ciertamente.

Gran invento la memoria, arma de doble filo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Recordé

que madre detestaba la llegada del fin de año escolar, en parte porque significaba que los bepis tuviesen que quedarse todo el día en la casa (y a la mañana ni ella ni padre podían cuidarnos por el laburo), y por otro lado, porque yo siempre quería participar del acto final. Eso implicaba ensayos, trajecitos y disfraces, guita, tiempo, calor, etc.
La frase era "Jimena, no podés actuar en todos los cuadros, es demasiado". Pero no había caso, me anotaba en todas, aunque después la maestra nos dividiera -luego de recibir quejas de los viejos y los presupuestos- y termináramos actuando mucho menos.

Hoy en día la entiendo. Para su suerte, mi hermano era bastante tímido de purrete, así que ante cualquier exigencia de histrionismo y talento actoral, el pibe salía corriendo a los brazos maternos.

Ahora que lo pienso... podría haberme llevado a la Escuela de Danzas de Reina Reech... quizás ahora estaría bailando por un sueño, en lugar de estar posteando casi dormida.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Mañanas

Tan sólo a una cuadra de la estación, siguiendo por el mismo andén donde bajo del tren. Ahí pasa el colectivo que me lleva al trabajo. Y todas las mañanas iguales, desciendo del vagón, camino esos metros, llego a esa esquina y espero.
Y la misma vieja de todas las mañanas, ahí está ella, aguardando por mi "buen día", para devolverme el suyo. Luego me dice que le traigo suerte, porque allá viene el colectivo. Y las dos esperamos, siempre mirando hacia adelante.
Algún que otro comentario, que hace frío, que el tren se atrasó, que va a hacer calor...
Cuando se acerca el 113, ella sube primero, y después yo. Y ahí cada cual elige su lugar: en general me voy al fondo, porque no me agrada que se amontonen todos adelante y atrás esté vacío (cosas de la vida).
Las calles pasan, las ruedas giran, nos acercan a destino.

Bajamos todos, ahí termina su recorrido. El mío también, aunque recién comience el día.
A veces, chau señora, y otras sin despedir.

Cosas.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Como un cuento

-Y cuando despertemos tristes solo
debes entender que el remedio es el
amor
cuánto hay de cambio en un día y
cuánto de amor-

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Capítulo 7 - Rayuela



 Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.



Julio Cortázar - Rayuela

martes, 2 de noviembre de 2010

algo

74.

no sabemos por qué, pero el futuro es para nosotros.

jueves, 14 de octubre de 2010

Me dio Mie do

Había una inmensa cuota de miedo dentro suyo. 
Y no me di cuenta hasta que me hizo asustar a mi también.

martes, 12 de octubre de 2010

56





cincuenta y seis.


y nosotros en el medio
infinitos los dos.
escribo mejor en compañía de la melancolía, del desamor, de la soledad. 
y hoy, por más que me pese, no hay más Pizarnik para contenerme.




infinitos y casi eternos, muy en el fondo nos preguntamos por qué algo nos dice que no son cincuenta y seis días, sino cincuenta y seis vidas juntos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Invisible mente



Lo único que quería era poder hacerme invisible, ser como todas esas personas a las que veía caminar, que veía en la calle, en los negocios, en los autos, en las plazas, en la tele. Todos ellos invisibles para mí, podía verlos, sí. Pero eran invisibles. Y yo seguía ahí, mirando cómo todo pasaba adelante mío: el tiempo invisible.
Tampoco podía hacer mucho, el tiempo que pasaba, la gente que pasaba, y como todo era invisible, yo también quería serlo.
Y yo ahí, estancada ante la invisibilidad de todos los ojos. No sé si a mi me veían.
Quería hacerme invisible y esconderme entre ellos, para que nadie notara mi presencia, para que nadie pudiera señalarme.
Y ese día, en el que ya casi casi me tornaba por completo a la no visibilidad, me viste. Me viste y te vi. Nos vimos. Y pensé, muy dentro mío, que si me hacía invisible, tal vez dejaras de verme.
Así que con todas mis fuerzas, me hice a un lado de los invisibles.
Sólo que hoy, quería hacerme invisible, para ver si me buscabas.

martes, 21 de septiembre de 2010

Rayueliano


Y cuando no podía tener los ojos más hinchados de llorar, vino ella, a contarme algo que me quebró nuevamente. Pero es mi amiga, y si no la escuchaba yo, quién iba a hacerlo. Y mientras ella me decía que aquel era el amor de su vida, que iba a costarle mucho sacarlo de su corazón, yo también evaluaba cuánto ibas a costarme vos.
Porque, seamos sinceros, a quién queríamos engañar; vos tan correcto y sensato, y yo tan volátil y sin rumbo. 
Te pedí que me entendieses, que me dieras tiempo, que la confianza iba a ser la mejor manera de afianzar lo nuestro.
Y ese día en que me llamaste por teléfono, y lágrimas teñidas de negro me  inundaban toda la cara, me sentí como en una película. Como esas escenas de cine en las que jamás me imaginé. Una protagonista sacada del rodaje, ya sin protagonismo.
Me decías que sufrir no valía la pena. Tan cierto, tan atinado, como siempre.
Y ahí me di cuenta de todo: las cosas me habían salido mal a mi. A mi. A mi que nunca antes había fallado. O al menos, nadie me lo hizo notar.


...continuará (esperemos)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

A solas

hola

MIRÁ CÓMO 

juego 

con las 
PALABRAS
y

me CAGO 
en

LA 
PUTA 
coherencia

domingo, 25 de julio de 2010

Top 5 Papelones

Hoy te hago un posteo al paso, así fast food, como nos gusta a todos, un rapidito que te deja sonriendo.
Epa.

Top 5 de Papelones:

5. Tropezarte con una baldosa rota en la calle.

4. Rollo de papel higiénico de 100 metros.

3. Mancharte el pantalón blanco en esos días.

2. Que tu vieja abra la puerta del baño y te encuentre manueleando.

1. Lo dejo a tu criterio.

sábado, 17 de julio de 2010

"No encuentro una lapicera"

Sentada frente a la pecé, tecleando, pensando (en cosas inertes, insípidas, insolentes, inminentes, incoherentes, indulgentes, inmuchas cosas que pueden pasar por la mente de un ser humano promedio que se pone a pensar porque sí), miré hacia un costado, y mis ojos se encontraron con una mesa ratona donde hay muchos objetos-de-mesa-ratona, como portarretratos, velas, adornos, controles remoto, un teléfono, sahumerios,  y también un habano. Entre esas tantas cosas decorativas -o no-, reparé en un block de hojas mediano, beige o amarillento por el paso del tiempo y por efecto de los óxidos sobre el papel.
En la hoja que se podía ver, y que había quedado al servicio de quien quisiera escribir algún dato, alguna pavada, hacer un dibujo mientras hablara por teléfono, o simplemente anotar algo porque para eso ahí estaba el anotador, se podía leer:
1. Símbología propia del truco, jugado semanas atrás por mi padre y hermano. Cuadraditos atravesados por una línea en diagonal, dejando como resultado visible dos triángulos, en la mayoría de los casos, poco equiláteros.
2. Una dirección y un teléfono, con la letra de mi señor progenitor. Asuntos laborales, estimo.
3. "Juana - 4295- ****" (por motivos de seguridad de esta señora no puedo exponer su número telefónico en un lugar tan público como este).
4. Algunos dibujitos hechos por mi persona, en momentos de ocio y aburrimiento, cuando la lapicera verde inglés se apodera de mi mano y me obliga a hacer varios garabatos, siempre repetidos, siempre los mismos, sea donde sea.

Quisiera hacer hincapié en el ítem 3.

El domingo pasado, a las 13.45 del mediodía/tarde, mientras yo me encontraba durmiendo, como lo hago en general todos los domingos de mi vida, hasta altas horas del día (aunque suelo excederme de las 17), el teléfono comenzó a sonar insistentemente. Hice oidos sordos ante este ruido, ignorando una llamada dominical vespertina, ya que todos sabemos que las llamadas que nos importan no ocurren en estas circunstancias.
Lo primero que pensé fue que del otro lado se encontraría mi pardre, y que al notar que no atendía, éste cortaría en cualquier momento.
De no ser así, tampoco me interesaba atender ningún llamado.
El teléfono seguía sonando. Lo curioso es que pasó al menos un minuto, dos, y el llamado seguía en pie; en otros casos se corta y se vuelve a intentar, pero no, esta persona estaba realmente interesada en que alguien atendiera del otro lado.

Así fue como me levanté, y como pude, largué un "¿Hola?". Era Juana, la tía abuela (o prima, no entendí) de la señora que me alquila la casa. Una señora mayor, por lo que aparentaba la voz y sus modos de dirigirse.

En breves cuestiones, me dijo que se había enterado a través de la nuera que la madre de su "sobrina nieta (o prima)" estaba en un geriátrico y tenía demencia senil. Juana me contó que vive en Ezeiza, y que quiere comunicarse con su pariente (con quien hace años no habla) para que ésta hable con su hijo, que "tiene un carácter fuerte, un poco impulsivo, y por eso quiero que **** lo llame y le diga que acuda a un psiquiatra..."

El plan de la señora no es malo, al menos eso pensé el domingo al mediodía, y todavía durmiendo con el teléfono en la mano. Le pedí el número y le dije que se lo iba a pasar a **** a la brevedad.
Esto que les conté en diez renglones, duró 10 minutos de conversación. Casi un monólogo de la señora.
Al rato, corté con Juana y volví a dormir, prometiéndole que le iba a pasar el número a su pariente.

Y una semana después, haciendo un paneo general sobre la mesa ratona, descubro el anotador, y me acuerdo de Juana.
La puta madre, qué peligrosa puedo ser un domingo al mediodía.

lunes, 5 de julio de 2010

Revelaciones

Llegué a una conclusión:

Voy a hablar bien del amor, el día que sea correspondida.

Uf, qué terrible.

Si la ven a Jimena, avísenle que la estoy buscando.

jueves, 17 de junio de 2010

Capítulo 5 - Rayuela - Julio Cortázar

La primera vez había sido un hotel de la rue Valette, andaban por ahí vagando y parándose en los portales, la llovizna después del almuerzo es siempre amarga y había que hacer algo contra ese polvo helado, contra esos impermeables que olían a goma, de golpe la Maga se apretó contra Oliveira y se miraron como tontos, HOTEL, la vieja detrás del roñoso escritorio los saludó compasivamente y qué otra cosa se podía hacer con ese sucio tiempo. Arrastraba una pierna, era angustioso verla subir parándose en cada escalón para remontar la pierna enferma mucho más gruesa que la otra, repetir la maniobra hasta el cuarto piso.

Olía a blando, a sopa, en la alfombra del pasillo alguien había tirado un líquido azul que dibujaba como un par de alas. La pieza tenía dos ventanas con cortinas rojas, zurcidas y llenas de retazos; una luz húmeda se filtraba como un ángel hasta la cama de acolchado amarillo.

La Maga había pretendido inocentemente hacer literatura, quedarse al lado de la ventana fingiendo mirar la calle mientras Oliveira verificaba la falleba de la puerta. Debía tener un esquema prefabricado de esas cosas, o quizá le sucedían siempre de la misma manera, primero se dejaba la cartera en la mesa, se buscaban los cigarrillos, se miraba la calle, se fumaba aspirando a fondo el humo, se hacía un comentario sobre el empapelado, se esperaba, se cumplían todos los gestos necesarios para darle al hombre su mejor papel, dejarle todo el tiempo necesario la iniciativa. En algún momento se habían puesto a reír, era demasiado tonto. Tirado en un rincón, el acolchado amarillo quedó como un muñeco informe contra la pared.

Se acostumbraron a comparar los acolchados, las puertas, las lámparas, las cortinas; las piezas de los hoteles del cinquième arrodissement eran mejores que las del sixième para ellos, en el septième no tenían suerte, siempre pasaba algo, golpes en la pieza de al lado o los caños hacían un ruido lúgubre, ya por entonces Oliveira le había contado a la Maga la historia de Troppmann, la Maga escuchaba pegándose contra él, tendría que leer el relato de Turguéniev, era increíble todo lo que tendría que leer en esos dos años (no se sabía porqué eran dos), otro día fue Petiot, otra vez Weidmann, otra vez Christie, el hotel acababa casi siempre por darles ganas de hablar de crímenes, pero también a la Maga la invadía de golpe una marea de seriedad, preguntaba con los ojos fijos en el cielo raso si la pintura sienesa era tan enorme como afirmaba Etienne, si no sería necesario hacer economías para comprarse un tocadiscos y las obras de Hugo Wolf, que a veces canturreaba interrumpiéndose a la mitad, olvidada y furiosa.

A Oliveira le gustaba hacer el amor con la Maga porque nada podía ser más importante para ella y al mismo tiempo, de una manera difícilmente comprensible, estaba como por debajo de su placer, se alcanzaba en él un momento y por eso se adhería desesperadamente y lo prolongaba, era como un despertar y conocer su verdadero nombre, y después recaía en una zona siempre un poco crepuscular que encantaba a Oliveira temeroso de perfecciones, pero la Maga sufría de verdad cuando regresaba a sus recuerdos y a todo lo que oscuramente necesitaba pensar y no podía pensar, entonces había que besarla profundamente, incitarla a nuevos juegos, y la otra, la reconciliada, crecía debajo de él y lo arrebataba, se daba entonces como una bestia frenética, los ojos perdidos y las manos torcidas hacia adentro, mítica y atroz como una estatua rodando por una montaña, arrancando el tiempo con las uñas, entre hipos y un ronquido quejumbroso que duraba interminablemente. Una noche le clavó los dientes, le mordió el hombro hasta sacarle sangre porque él se dejaba ir de lado, un poco perdido ya, y hubo un confuso pacto sin palabras, Oliveira sintió como si la Maga esperara de él la muerte, algo en ella que no era su yo despierto, una oscura forma reclamando una aniquilación, la lenta cuchillada boca arriba que rompe las estrellas de la noche y devuelve el espacio a las preguntas y a los terrores. Sólo esa vez, descentrado como un matador mítico para quien matar es devolver el toro al mar y el mar al cielo, vejó a la Maga en una larga noche de la que poco hablaron luego, la hizo Pasifae, la dobló y la usó como un adolescente, la conoció y le exigió las servidumbres de la más triste puta, la magnificó a constelación, la tuvo entre los brazos oliendo a sangre, le hizo beber el semen que corre por la boca como desafío al Logos, le chupó la sombra del vientre y de la grupa y se la alzó hasta la cara para untarla de sí misma en esa última operación de conocimiento que sólo el hombre puede dar a la mujer, la exasperó con piel y pelo y baba y quejas, la vació hasta lo último de su fuerza magnífica, la tiró contra una almohada y la sábana y la sintió llorar de felicidad contra su cara que un nuevo cigarrillo devolvía a la noche del cuarto y del hotel.

Más tarde a Oliveira le preocupó que ella se creyera colmada, que los juegos buscaran ascender a sacrificio. Temía sobre todo la forma más sutil de la gratitud que se vuelve cariño canino; no quería que la libertad, única ropa que le caía bien a la Maga, se perdiera en una feminidad diligente. Se tranquilizó porque la vuelta de la Maga al plano del café negro y la visita al bidé se vio señalada por la recaída en la peor de las confusiones,maltratada de absoluto durante esa noche, abierta a una porosidad de espacio que late y se expande, sus primeras palabras de este lado tenían que azotarla como látigos, y su vuelta al borde de la cama, imagen de una consternación progresiva que busca neutralizarse con sonrisas y una vaga esperanza, dejó particularmente satisfecho a Oliveira. Puesto que no la amaba, puesto que el deseo cesaría (porque no la amaba, y el deseo cesaría), evitar como la peste toda sacralización de los juegos. Durante días, durante semanas, durante algunos meses, cada cuarto de hotel y cada plaza, cada postura amorosa y cada amanecer en un café de los mercados: circo feroz, operación sutil y balance lúcido. Se llegó así a saber que la Maga esperaba verdaderamente que Horacio la matara, y que esa muerte debía ser de fénix, el ingreso al concilio de los filósofos, es decir a las charlas del Club de la Serpiente: la Maga quería aprender, quería ins-truir-se.

Horacio era exaltado, llamado, concitado a la función del sacrificador lustral, y puesto que casi nunca se alcanzaban porque en pleno diálogo eran tan distintos y andaban por tan opuestas cosas (y eso ella lo sabía, lo comprendía muy bien), entonces la única posibilidad de encuentro estaba en que Horacio la matara en el amor donde ella podía conseguir encontrarse con él, en el cielo de los cuartos de hotel se enfrentaban iguales y desnudos y allí podía consumarse la resurrección del fénix después que él la hubiera estrangulado deliciosamente, dejándole caer un hilo de baba en la boca abierta, mirándola extático como si empezara a reconocerla, a hacerla de verdad suya, a traerla de su lado.

lunes, 14 de junio de 2010

Si lo dice la abuela...

Siguiendo con la línea familiar, sin conectarlo con el posteo pasado que tratóse de las redes sociales y mis padres, hoy mencionaremos a otra integrante del círculo: la abuela.
Hace un rato, mientras me bañaba pensaba en muchas cosas, mi mente me relampagueaba con diversas informaciones de toda índole: el amor, el no-amor, el shampoo, el jabón violeta que tiene un perfume más rico que el rosa, la humedad, que no había toalla a mano, que todavía no terminé de leer un libro de Ionesco, que nunca escuché hablar de mujeres que se dediquen a la urología mientras sí hay hombres que practican la ginecología, etc.

En un instante recordé a mi abuela. Vaya a saber por qué. Quizás a ustedes les suceda, esa tendencia a pensar mejor, a analizar en profundidad ciertas cosas, a encontrar relaciones originales, paradójicas o preguntarse por sencilleces que quedarán retumbando en nuestro interior por unos días, que sólo ocurre en circunstancias específicas. Quiero decir, tener un momento de inspiración en determinado lugar o momento del día.
A mi me pasa de noche, antes de irme a dormir, o en la ducha. Otras gentes tendrán estos destellos de brillantez (?) mientras van al baño, o se sientan en el inodoro; otras cuando viajan en colectivo; algunas mientras desayunan; otras nunca la tienen.

Como sea, a mí de chica me costaba entender esa frase de mi abuela: "antes de tener novio aprendé a lavarte la bombacha"; supongo, porque cuando nací ya existía el lavarropas automático. Aún así, reconozco que tardé en comprender cómo programarlo. Evidentemente, las abuelas jamás se equivocan.

Dale, llamala a tu abuela y decile que la querés mucho.*

*y si no tenés, llamá a algún familiar. No vale decírselo virtualmente.

martes, 8 de junio de 2010

No es spam, es tu vieja en FB


Chicos, paren, después de tanto tiempo sin decir nada inteligente (van como 20 años), me doy cuenta que hay cincuenta personas siguiendo este blog.
Entonces pienso "¿me siguen sólo para leer lo que no hay?, ¿me siguen por error? ¿son spam? ¿no saben lo que quieren pero sí saben lo que no quieren leer?" y muchas otras cosas más. Pero lo importante es que si bien no son 200 personas, con este número basta y sobra para comprometerme con ustedes y ponerme a escribir nuevamente.

Eso, y aparte, estoy sin laburar de nuevo.

Así que les agradezco por apretar el botón "Seguir" y les re re re juro (?) que esto sigue.

Listo, volvemos a la programación no habitual. ¿En qué andan, todo bien?
Hoy volvía de mi ex laburo, caminando, y recordaba el 25 de mayo, el Bicentenario, la alegría y regocijo del pueblo, por otro lado pensaba en que tenía que comprarme un cepillo de dientes nuevo, que las zapatillas están muy mugrientas, y que mi vieja debe estar odiándome porque hace semanas que no la veo.

Con esto último, (quiero decir sobre mi madre) recordé que le dejé un mensaje vía FB, por lo que automáticamente tuve la necesidad de preguntarme filosóficamente "¿por qué sos amiga FB de tu vieja, Jimena? ¿Es realmente necesario? ¿Es una buena idea? ¿No creés que hay demasiada exposición de tu vida y de tus personas-que-tu-vieja-no-debe-conocer-jamás?

Y sí. Es la dura realidad: tengo a mi vieja en facebook.
Pero al contrario de mi padre, al cual también tengo en esa bendita red social como amigo (Oc, reconozco cierta ñoñez de mi parte), mi señora madre está todo el día conectada y haciendo comentarios en mi muro, en mis fotos, y lo peor, ¡haciendo comentarios de comentarios! Por ende, tiene dominio y conocimiento de muchas de mis peripecias juveniles, de mis andanzas nocturnas, y de mis bochornosos archivos fotográficos.

Pero bueno, suporongo que así son las relaciones posmodernas, vía FB, hasta con tu madre, si es que no vivís con ella.

Seguro a ustedes les pasa, y aunque todos en el fondo tengamos el deseo de eliminarlas de nuestra lista de amistades, una vez que han sido aceptadas, no hay vuelta atrás.

Para una madre (intentode)2.0, esta supresión de conocimiento de tu vida, sería peor que el rechazo al clásico pastel de papas hecho con amor.
Estoy recordando que mi vieja no cocina, así que me cagó, de una.

Bueno, quería hacer esta catarsis, ya que por facebook no puedo.

Tengo la leve impresión de que mi madre sabe de la existencia de este sitio pero nunca me lo ha comentado.

ueit, ueit e menet pipol! Para que todo este palabrerío cobre sentido alguno y tenga un peso cultural, les dejo el link de una muestra que están exponiendo en el MALBA, sobre el genial fotógrafo estadounidense Robert Mapplethorpe, "Eros and Order". No me lo pienso perder.

martes, 4 de mayo de 2010

Creer o reventar

Prendo la radio y escucho "Detuvieron a Martínez de Hoz", y bla bla bla, ustedes seguro lo han oido.

Acá está la noticia.

Ehm, pero, ahora que lo pienso, si esta semana consigo un novio, podemos dar por certera la existencia de los milagros.

Veremos.

La carencia

Esto es inaudito, intolerable, inaceptable, insuperable, iNpermeable.
Escuchame, ¿dónde se vio que te choreen un mes? ¿Se acuerdan que yo posteaba cada treinta días, aproximadamente? ¿Qué caralos pasó con el mes de abril?

Si Sabina frecuentase mi blog, diría que me lo robaron.

En fin, tanto quilombo para decir que estuve ocupada en el mes cuatro, llámese "cumpleaños", "trabajo", "la vida mesma", "(/%&##". Viste como es esto, un día estás allá arriba, y al otro estás pensando cómo salir del sótano.

La realidad es que tampoco mi mente estaba agudizada. Porque, siendo sincera, mis mejores creaciones literarias (!) surgieron de bajonazos.
-"¿estás bajón, Jime?" (preguntame)
-No, no, ni en pedo. Pero, no sé... No, bajón no, pero paré un minuto a pensar y... puedo sacar conclusiones. (eso te respondería yo)

Ah, el último posteo prometí que este iba a ser en Portugués, pero se complica bastante, chicos.

¿Vocés falan portugués? ¿No? ¿Y entonces para qué te voy a hacer perder tiempo con el traductor?

Estoy re caliente, y re feliz al mismo tiempo, porque hoy llego al laburo, y el PELOTUDO de mi jefe, me llama a los pocos minutos, preguntando por qué estaba yo ahí. Esto se traduce en que este individuo capitalista y pelado, olvidóse de avisarme que tenía la tarde libre, para compensar horas extras no-voluntarias.
Por este motivo, preferí priorizar la felicidat que puede causarte un llamado como este, y acto seguido, me retiré del lugar.

Y acá me tienen. Como en los viejos tiempos. Aaaww, vení, dame un abrazo.

Listo, les prometo (así como suelo prometer yo), que este blog, se viene con todo. Pero con todo.

La cagada es que como ya no tengo tevé, no miro tele. Pero bueno, podemos hablar de otras cosas más bellas, y olvidar esa falacia a la que llaman realidad.

¿Recuerdan que hace unos meses atrás les hablaba de Twitter? Eaa, ahora que todos están re locotes con el pajarito, tomá, entrá y charlamos un rato, debajo del cielo tan lindo.


domingo, 28 de marzo de 2010

Ya sé que posteo una vez por mes, ¡pero decime si no tengo derecho a ser inestable!

Lo único que venía a decir es:

Escuchen ONDA VAGA
¿Sí? Bueno.
Otra cosilla al paso que me llama poderosa mente la atenjión: cuando estoy conectada en el MSN, muchas de mis amigas me saludan con un "Trola", "Hola tapu", "qué hacés trolanga"... etc. Epa, epa, me parece que todavía no cobro honorarios, así que eso de "hola putis", está muy de más.
Insurrectas de mierda.
Che, me dice mi viejo que ya está la comida, nos vemos en otra entrega de mis increibles aventuras.
El próximo posteo va en portugués.

jueves, 25 de febrero de 2010

Me hago pis

Les comento mi estado actual frente a la pecé: estoy conteniendo la orina en mi vejiga hace largo rato, pero como hace un poco de frescor, y estoy medio en bolivias para la temperatura que hay, decidí ir a desagotar luego de postear algo.
Claro, si quieren pensar que el marote no me funciona con normalidad, pueden hacerlo. No actualizaba esto desde hace un mes, y justo se me ocurre cuando la lucecita roja me avisa que hay meo en puerta.
Pero... ¿me vas a decir que nunca te dio fiaca ir hasta el baño? Daaaale...
A mi me pasa seguido. O cuando estás durmiendo y no das más de las ganas. Realmente es una sensación jorrible. Incluso hubo ocasiones en las que logré dormirme nuevamente evitando un inminente desagote.

Esto no me recuerda al tema principal del posteo de hoy, pero me parecía válido comenzar por explicar mi situación urinaria, que probablemente les esté sucediendo en este momento, y no quieran ir al tualet porque les carcomería el huesito dulce no terminar de leer todo lo escrito.

La cosa es así. Desde el día en que tomé conciencia de mi segundo nombre (que no diré a menos que indaguen mucho), me pregunto ¿por qué? ¿para qué? ¿había necesidad, padre? ¿tenías que permitirle al zángano de tu marido elegir el segundo nombre de tu hija, madre? ¿tiene utilidad este nombre?

Y así, miles de cuestiones que podría seguir enumerando, pero ya todos las sabemos, porque casi todos sufrimos la portación de segundo nombre.


(che, continúa mañana porque escribí mucho más y creo que mi vejiga está por explotar, así que me ahorro un mangazo de riñón a algún familiar y me dirijo al tualet.
Aparte, no hay peor cosa que deberle algo a alguien y que después te lo eche en cara en cada reunión en la que te lo cruzás. Pero ojo, te lo echa en cara "a modo de chiste". Giles. Si vas a ser solidario, después no me vengas con chistecitos. Igual ningún familiar me donó nada, pero por las dudas aviso ahora. "El que avisa... no es garca").

Joya, mañana copio y pego toda mi teoría sobre los fatídicos e inservibles segundos nombres, y nos reimos un rato.

Ay, los extrañaba tontines...

continuará...

jueves, 21 de enero de 2010

e litl impas

¡Euuu!, ¿cómo andan, tanto tiempo? Espero que me recuerden como yo a todos ustedes, queridos colegas.
Pensar que hace uno o dos meses mi vida no encontraba rumbo y usaba un blog para canalizar mi enorme tristeza -sin motivos claros-, para expresarme ante un universo que no me conoce tanto, para encauzar un poco toda la inestabilidad que me caracteriza.

No tenía muchas historias. Hoy sí las tengo, pero sinceramente son muchas cosas que pasaron en diciembre y en estos días.

Entre ellas, sintéticamente, laburé todo diciembre y parte de enero, en un bar al cual puteé mucho pero algunos días lo extraño.
De lunes a sábados, así que imagínense la cantidad de cosas que pasaron allí.
Me mudé con mi viejo, a fin de año, aunque sigo durmiendo algunas veces en mi ex casa y visitando a mi madre muy seguido.

Quien llega a mi vida hoy en día puede llegar a la conclusión de mi corazón hippie y nómade.

Es que en general necesitamos sacudones y golpes para ver que las cosas que estábamos haciendo no eran las indicadas, o a lo mejor, es necesario salir del camino para mirar todo de afuera y abstraerse un poco.

Los grandes pensadores de la historia se abstrajeron tanto que me dejaron sólo palabras y ningún consejo concreto.

Por ende, renuncié a mi laburo y me escapé sin planes a San Bernardo. Éramos sólo mi amiga Barby y yo.

Lo demás es lo de siempre. Vacaciones son vacaciones. Amén.

Pero lo bueno es que esos pocos días me sirvieron para olvidarme de todo/s.

En fin, venía a saludar, a desearles lo mejor para este año, que por mi parte, está lleno de proyectos y de cosas.
Por supuesto que ya estuve llorando a solas, estos últimos veinte días no tuve tiempo de volver a ser la emocional e inestable de siempre.
Y ahora, cuando termine el posteo, creo que unas lagrimitas no vendrían nada mal.

No se preocupen, voy del llanto a la risa con una facilidad extrema, y si algún día me diagnostican bipolaridad, prometo no tomar ninguna medicación.

Orrait gente! Basta de sermoneo, la vida es una y hay que ir a vivirla.

Lo mejor para uds. Sean felices, y riánse mucho.

Cuéntenme en qué andan mis queridillos bloggeros...

adior!