martes, 15 de marzo de 2011

martes

justo escuché una canción de Regina Spektor y me imaginé buscando libros grandes donde se puedan poner a secar para siempre unas flores blancas de tamaño considerado. Y también me imaginé insomne.

Y también me arrepentí de no haber puesto a secar las flores anteriores y las anteriores, antes de que mi viejo las tirara. No lo culpo. Mi memoria también puede secar flores e inmortalizarlas en recuerdos, como libros que ya leí, como los lugares y como esas nimiedades tan importantes que conforman mi universo; de haberlas conservado, podría haber tenido la gratitud de olvidar (con el tiempo) que dejé una flor en ese libro y al abrirlo, que el mismo azar me haga sentir esos pétalos y espinas nuevamente.