jueves, 30 de diciembre de 2010

Es todo risas

Entonces uno proyecta miles de cosas a futuro y poco a poco te das cuenta de que la otra persona es tan humana como vos, y puede compartir o no ese deseo que pediste aquella vez que tirabas la moneda a la fuente.
Y en ese momento definís si querés tomar los riesgos o si querés seguir tu rumbo en soledad.
Pero a esa altura del partido ya es tarde, ya no querés despegarte y te ponés la remera de la tolerancia. Eso también es el amor.

Después te ponés a pensar en tus abuelos, en tus viejos, en las novelas, en las películas, en las canciones, en los libros, en las historias de todos los días. ¿Y por qué vos no vas a escribir una así de parecida?
Vas a elegir siempre lo que te llena. (Aunque a veces te llene las tarlipes)

Yo sé que morís de ganás de venir a abrazarme, y en ese momento vamos a reafirmar que esto es para siempre, pero que el "siempre" nunca viene solo, y a veces puede traernos complicaciones.

Las complicaciones más lindas del mundo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Ojos

día 120


Toda mi mente ocupada por dos ojos verdes: los suyos.
Los ojos en el suelo, los ojos en el horizonte. En el cielo también, para la eternidad.
Los ojos en los relojes y los ojos en los días, interminables ciertamente.

Gran invento la memoria, arma de doble filo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Recordé

que madre detestaba la llegada del fin de año escolar, en parte porque significaba que los bepis tuviesen que quedarse todo el día en la casa (y a la mañana ni ella ni padre podían cuidarnos por el laburo), y por otro lado, porque yo siempre quería participar del acto final. Eso implicaba ensayos, trajecitos y disfraces, guita, tiempo, calor, etc.
La frase era "Jimena, no podés actuar en todos los cuadros, es demasiado". Pero no había caso, me anotaba en todas, aunque después la maestra nos dividiera -luego de recibir quejas de los viejos y los presupuestos- y termináramos actuando mucho menos.

Hoy en día la entiendo. Para su suerte, mi hermano era bastante tímido de purrete, así que ante cualquier exigencia de histrionismo y talento actoral, el pibe salía corriendo a los brazos maternos.

Ahora que lo pienso... podría haberme llevado a la Escuela de Danzas de Reina Reech... quizás ahora estaría bailando por un sueño, en lugar de estar posteando casi dormida.