jueves, 25 de febrero de 2010

Me hago pis

Les comento mi estado actual frente a la pecé: estoy conteniendo la orina en mi vejiga hace largo rato, pero como hace un poco de frescor, y estoy medio en bolivias para la temperatura que hay, decidí ir a desagotar luego de postear algo.
Claro, si quieren pensar que el marote no me funciona con normalidad, pueden hacerlo. No actualizaba esto desde hace un mes, y justo se me ocurre cuando la lucecita roja me avisa que hay meo en puerta.
Pero... ¿me vas a decir que nunca te dio fiaca ir hasta el baño? Daaaale...
A mi me pasa seguido. O cuando estás durmiendo y no das más de las ganas. Realmente es una sensación jorrible. Incluso hubo ocasiones en las que logré dormirme nuevamente evitando un inminente desagote.

Esto no me recuerda al tema principal del posteo de hoy, pero me parecía válido comenzar por explicar mi situación urinaria, que probablemente les esté sucediendo en este momento, y no quieran ir al tualet porque les carcomería el huesito dulce no terminar de leer todo lo escrito.

La cosa es así. Desde el día en que tomé conciencia de mi segundo nombre (que no diré a menos que indaguen mucho), me pregunto ¿por qué? ¿para qué? ¿había necesidad, padre? ¿tenías que permitirle al zángano de tu marido elegir el segundo nombre de tu hija, madre? ¿tiene utilidad este nombre?

Y así, miles de cuestiones que podría seguir enumerando, pero ya todos las sabemos, porque casi todos sufrimos la portación de segundo nombre.


(che, continúa mañana porque escribí mucho más y creo que mi vejiga está por explotar, así que me ahorro un mangazo de riñón a algún familiar y me dirijo al tualet.
Aparte, no hay peor cosa que deberle algo a alguien y que después te lo eche en cara en cada reunión en la que te lo cruzás. Pero ojo, te lo echa en cara "a modo de chiste". Giles. Si vas a ser solidario, después no me vengas con chistecitos. Igual ningún familiar me donó nada, pero por las dudas aviso ahora. "El que avisa... no es garca").

Joya, mañana copio y pego toda mi teoría sobre los fatídicos e inservibles segundos nombres, y nos reimos un rato.

Ay, los extrañaba tontines...

continuará...