domingo, 25 de julio de 2010

Top 5 Papelones

Hoy te hago un posteo al paso, así fast food, como nos gusta a todos, un rapidito que te deja sonriendo.
Epa.

Top 5 de Papelones:

5. Tropezarte con una baldosa rota en la calle.

4. Rollo de papel higiénico de 100 metros.

3. Mancharte el pantalón blanco en esos días.

2. Que tu vieja abra la puerta del baño y te encuentre manueleando.

1. Lo dejo a tu criterio.

sábado, 17 de julio de 2010

"No encuentro una lapicera"

Sentada frente a la pecé, tecleando, pensando (en cosas inertes, insípidas, insolentes, inminentes, incoherentes, indulgentes, inmuchas cosas que pueden pasar por la mente de un ser humano promedio que se pone a pensar porque sí), miré hacia un costado, y mis ojos se encontraron con una mesa ratona donde hay muchos objetos-de-mesa-ratona, como portarretratos, velas, adornos, controles remoto, un teléfono, sahumerios,  y también un habano. Entre esas tantas cosas decorativas -o no-, reparé en un block de hojas mediano, beige o amarillento por el paso del tiempo y por efecto de los óxidos sobre el papel.
En la hoja que se podía ver, y que había quedado al servicio de quien quisiera escribir algún dato, alguna pavada, hacer un dibujo mientras hablara por teléfono, o simplemente anotar algo porque para eso ahí estaba el anotador, se podía leer:
1. Símbología propia del truco, jugado semanas atrás por mi padre y hermano. Cuadraditos atravesados por una línea en diagonal, dejando como resultado visible dos triángulos, en la mayoría de los casos, poco equiláteros.
2. Una dirección y un teléfono, con la letra de mi señor progenitor. Asuntos laborales, estimo.
3. "Juana - 4295- ****" (por motivos de seguridad de esta señora no puedo exponer su número telefónico en un lugar tan público como este).
4. Algunos dibujitos hechos por mi persona, en momentos de ocio y aburrimiento, cuando la lapicera verde inglés se apodera de mi mano y me obliga a hacer varios garabatos, siempre repetidos, siempre los mismos, sea donde sea.

Quisiera hacer hincapié en el ítem 3.

El domingo pasado, a las 13.45 del mediodía/tarde, mientras yo me encontraba durmiendo, como lo hago en general todos los domingos de mi vida, hasta altas horas del día (aunque suelo excederme de las 17), el teléfono comenzó a sonar insistentemente. Hice oidos sordos ante este ruido, ignorando una llamada dominical vespertina, ya que todos sabemos que las llamadas que nos importan no ocurren en estas circunstancias.
Lo primero que pensé fue que del otro lado se encontraría mi pardre, y que al notar que no atendía, éste cortaría en cualquier momento.
De no ser así, tampoco me interesaba atender ningún llamado.
El teléfono seguía sonando. Lo curioso es que pasó al menos un minuto, dos, y el llamado seguía en pie; en otros casos se corta y se vuelve a intentar, pero no, esta persona estaba realmente interesada en que alguien atendiera del otro lado.

Así fue como me levanté, y como pude, largué un "¿Hola?". Era Juana, la tía abuela (o prima, no entendí) de la señora que me alquila la casa. Una señora mayor, por lo que aparentaba la voz y sus modos de dirigirse.

En breves cuestiones, me dijo que se había enterado a través de la nuera que la madre de su "sobrina nieta (o prima)" estaba en un geriátrico y tenía demencia senil. Juana me contó que vive en Ezeiza, y que quiere comunicarse con su pariente (con quien hace años no habla) para que ésta hable con su hijo, que "tiene un carácter fuerte, un poco impulsivo, y por eso quiero que **** lo llame y le diga que acuda a un psiquiatra..."

El plan de la señora no es malo, al menos eso pensé el domingo al mediodía, y todavía durmiendo con el teléfono en la mano. Le pedí el número y le dije que se lo iba a pasar a **** a la brevedad.
Esto que les conté en diez renglones, duró 10 minutos de conversación. Casi un monólogo de la señora.
Al rato, corté con Juana y volví a dormir, prometiéndole que le iba a pasar el número a su pariente.

Y una semana después, haciendo un paneo general sobre la mesa ratona, descubro el anotador, y me acuerdo de Juana.
La puta madre, qué peligrosa puedo ser un domingo al mediodía.

lunes, 5 de julio de 2010

Revelaciones

Llegué a una conclusión:

Voy a hablar bien del amor, el día que sea correspondida.

Uf, qué terrible.

Si la ven a Jimena, avísenle que la estoy buscando.